La Fisioterapia Deportiva es una especialidad dirigida a quienes realizan ejercicio físico de forma habitual por salud o compitiendo de forma amateur o profesional.
Nuestro objetivo es que el tratamiento recupere la funcionalidad del deportista lo antes posible, acelerando los procesos biológicos de recuperación de la lesión, para que esto limite lo mínimo posible su entrenamiento y se reincorpore lo antes posible.
Creemos que además de tratar de la manera más personalizada a cada paciente, debemos insistir en la PREVENCIÓN de las posibles lesiones más comunes en cada deporte. Por ejemplo, muchas lesiones por sobrecarga en la rodilla de los corredores podrían evitarse con un buen plan de ejercicios de fuerza y estabilidad en la cadera.
Las lesiones deportivas pueden ocurrir accidentalmente o debido a malas prácticas de entrenamiento o uso indebido del equipo. También es frecuente que sean consecuencia de la falta de ejercicios de calentamiento o estiramiento.
Entre las lesiones más comunes de la práctica deportiva se encuentran las sobrecargas musculares y las roturas fibrilares, las tendinopatías (manguito rotador del hombro, rotuliana, tendón de Aquiles…), los esguinces o roturas de ligamentos (Ligamento cruzado anterior de la rodilla…), las lesiones en el pie como la fascitis plantar, el síndrome del túnel tarsiano, metatarsalgias…
Nuestro tratamiento se basa en terapia manual y osteopatía, vendaje neuromuscular, punción seca, ejercicios terapéuticos, técnicas de estiramiento de cadenas musculares...
Recomendaciones tras sufrir un esguince de tobillo (primeras 48 horas)
El esguince de tobillo es la lesión en el pie que tratamos más a menudo los fisioterapeutas. Normalmente evoluciona bien si se toman las medidas de inmovilización adecuadas al grado de la lesión. Es importante inmovilizar para que los ligamentos lesionados puedan regenerarse pero permitir que el pie pueda cumplir parte de su función normal va a conllevar una recuperación acelerada de la patología.
Cuando el periodo de inmovilización no es el adecuado, por exceso o por defecto pueden aparecer molestias y una instabilidad en la articulación que se perpetúa en el tiempo de forma innecesaria si no se trata.
Tras sufrir un esguince es importante no cargar e inmovilizarlo hasta que el fisioterapeuta lo pueda valorar, una lesión que supone una leve distensión puede generar un edema mayor y una evolución mucho más lenta si se carga el peso del cuerpo sobre el tejido dañado.
Hay que aplicar frío, no hielo, la temperatura no debe ser menor de 15º según los estudios ya que puede retrasarse el proceso de regeneración. Se recomienda aplicar una bolsa de gel frío durante 10 minutos aplicada varias veces al día. A ser posible colocar el tobillo en una posición elevada para favorecer el drenaje.
Es importante realizar un buen vendaje funcional, ello hará que el paciente pueda moverse aunque sea con ayuda de bastones, pero permitiendo un cierto apoyo del pie, todo lo cual favorecerá que el proceso de regeneración del tejido se produzca siguiendo las líneas de fuerza que corresponden a la tensión en la que se establece la carga sobre el ligamento, favoreciendo una rehabilitación más temprana y una vuelta a una correcta propiocepción activada por no haber perdido la funcionalidad completa del pie que puede llegar a provocar una escayola o la falta de apoyo.